martes, 1 de diciembre de 2015

una experiencia

BIODESCODIFICACIÓN - CASO CLÍNICO
Dr. Salomon Sellam - Francia.
Señora Costado Derecho
Conocí a la señora Costado Derecho durante una conferencia que daba en París. Se me acercó y me contó con mucho entusiasmo:
“Me dolía el costado derecho de la espalda, justo abajo de las últimas costillas. Esto había durado meses y meses. Era tan grande el dolor que me sentía obligada a dejar de respirar un momento para que se me quitara. Usted se puede imaginar que consulté a todos los médicos posibles, poseo una colección extensa de radiografías en mi museo médico.
Por supuesto, los masajistas, kinesiólogos, osteópatas e incluso un curandero me vieron también. Y los tratamientos no surtieron ningún efecto.
Hasta que me encontré con la Biodescodificación, la cual me me abrió el espíritu y seguí el consejo principal: "analizar las emociones ocurridas justo antes de la aparición de los dolores".
A esto le siguió una gran toma de consciencia junto a muchas emociones que calificaría de desagradables.
Mis dolores desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, como por arte de magia. Sentí algo escurrir a lo largo de mi espalda, como si se tratara de una especie de pelota llena de agua que se estuviese desinflando.
Le platicaré lo que emocionalmente ocurrió:
Yo administraba una de las cinco boutiques de lujo que tenía mi hermano en una ciudad turística frecuentada esencialmente por turistas extranjeros, estadounidenses entre otros. Confiaba completamente en mí y todo funcionó bien durante varios años.
Después del 11 de septiembre del 2001, todos los comercios vieron sus ganancias disminuir y varios de ellos tuvieron desgraciadamente que cerrar. Mi hermano se resignó a este final infeliz y se quedó con una sola tienda, para él y su mujer, despidiendo a la vendedora.
El resultado para mí, que personalmente pensaba que iba a sustituir a la vendedora, fue que me puso literalmente de patitas a la calle, sin miramiento alguno.
Ese fue mi impacto emocional, ya que no me lo esperaba para nada.
Analicé mis sensaciones en ese momento preciso y una expresión salió instantáneamente de mi memoria:
¡me sentí traicionada y acababa de recibir una verdadera puñalada en la espalda!”.
Listo, me biodescodifiqué!

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