sábado, 30 de abril de 2016

Jugando a no ser, para aprender a SER


Resultado de imagen de Recuerda quién Eres y reclama tu herencia
Jugando a no ser, para aprender a SER

En algún momento, en algún lugar, decidimos venir a vivir una determinada experiencia de vida, necesaria para sanar algún aspecto pendiente de nuestro Ser.

Nos sentimos realmente afortunados cuando fuimos elegidos y enviados aquí, a la Tierra, a este mundo de vistosos colores, de adorables sonidos, de gustos y aromas que embelesan, sumidos en un cuerpo que nos permite sentir y vibrar con las emociones.

Vivimos muchos años como si nuestra existencia se resumiera en algo tan denso como alimentarnos, descansar y relacionarnos. ¿Esto es importante? ¡¡SÍ!! Pero durante todo ese tiempo olvidamos quiénes éramos, quiénes realmente somos. Esta trayectoria, sin embargo, se hacía necesaria para prepararnos al cambio que en algún momento se daría en nuestras vidas, fue el abono que la tierra recibía, paciente, en espera de la siembra.

Para comenzar a vivir esta vida, aprender en esta vida, era preciso olvidar de dónde vinimos y así, paso a paso, día tras día, ir re-naciendo en nosotros a través de cada nueva situación.

Nuestra elección personal propició que formáramos parte de la única familia capaz de ofrecernos experiencias que, con el paso de los años, nos hicieran alcanzar el grado de madurez emocional necesario para acercarnos poco a poco a la verdadera fuente.

Y como este mundo está sustentado por principios de dualidad, dónde se necesita la noche para saber del día, del frío para saber del calor, nosotros tuvimos que experimentar el sufrimiento para saber de la paz, ensayar el no ser para entender que Somos.

Este Universo es tan generoso que permite que cada cual lleve su propio ritmo de evolución, de acuerdo al aprendizaje que se eligió consumar. Por esto cada cual emite, a través de sus pensamientos,  una determinada vibración que resuena en el campo cuántico y le devuelve en forma de personas, de situaciones y experiencias únicamente aquello que le va a ser útil para su crecimiento.

Todo en el Universo está totalmente orquestado, nadie va a vivir nada para lo que no esté preparado, cada “problema” lleva intrínseca su solución. ¿Qué necesitamos entonces? Sólo cuestionarnos.

Sólo cuando empiezas a cuestionarte
aparecen en tu mente respuestas diferentes

Cuando comenzamos a preguntarnos acerca de nuestra existencia abrimos una gran ventana a nuevas respuestas, de tal forma que nuestro abanico de posibilidades cada vez es más amplio, el camino de regreso a casa comienza a iluminarse, aparecen grandes letreros, nuevos personajes que nos facilitan el poder recordar y alcanzar la certeza que necesitamos para, con paso firme, ir recorriendo el sendero de vuelta.

En ocasiones, cuando ya hemos aprendido a vernos a nosotros mismos en los espejos que con tanta bondad  se han prestado a hacer ciertas almas (padres, hermanos, pareja, hijos, amigos, compañeros...), puede aparecer nuevamente el miedo.

Este miedo proviene del ego que lucha por no quedar en desuso tras muchos años de soberanía en un reino que no era el suyo. El ego que se aferra con uñas y dientes para no pasar a un segundo plano, que trae a voz en grito viejos temores de soledad, de locura, de abandono, de “tú no puedes o tú no debes”, porque sabe que en la misma medida en que el verdadero Rey, nuestra Alma, tome posesión de aquello que le pertenece por ley, él se volverá cada vez más pequeño y vulnerable, desnudo de su papel de víctima, de necesitado, ya no se sentirá fuerte porque no volcará la culpabilidad en los otros, dejará de sentirse un mártir porque se acabó el sacrificarse... exigiendo el diezmo correspondiente de “si yo hago esto por ti, espero que tú hagas lo mismo por mí”.

Porque cuando el alma nos ha dado a probar el sabor de la pureza, del respeto, de la libertad y del amor, cuando nos damos cuenta que la separación es sólo una ilusión, que somos Uno en nuestra esencia, esos ecos del ego comienzan a desvanecerse. Ahora sabemos que con un pequeño gesto y sin ningún esfuerzo, las cadenas con las que nos sentíamos esclavizados se abren y podemos ser libres. Elegimos transitar por un camino distinto con la certeza de que tenemos todo lo que necesitamos para seguir avanzando por él.

Despertamos dentro de un sueño. Nos hacemos conscientes de nuestras creencias y nuestros condicionantes. Nos hacemos conscientes de nuestro absoluto poder de transformación y cambio. Comienza en este momento la verdadera sanación. Liberándonos de cargas, soltando el pesado pasado y sin miras en el futuro, disfrutando cien por cien de nuestra presencia.


Resultado de imagen de Recuerda quién Eres y reclama tu herencia


El poder de ELEGIR

El poder de elegir es algo que nos corresponde, que es nuestro, de cada uno, y que nadie, absolutamente nadie puede arrebatarnos:

Elegir con la conciencia sostenida en una serena responsabilidad. Elegir con la certeza de que aquello que elija va a construir mi siguiente instante. Elegir desde una intención consciente, dejándome llevar por la sabiduría y el gran amor del corazón, eso que llamamos intuición. Elegir poniendo en ello toda mi voluntad y mi atención.

Ahora sé que el mundo interno que esté creando a través de mis pensamientos constituirá lo que perciba en mi mundo externo, y mientras toda mi vida fluye, me mantendré en la observación de esos maravillosos espejos que me indicarán en todo momento, con total precisión, si sigo avanzando por el camino correcto, aquel que mi alma me tiene reservado para mi evolución.

Cuando respeto y bendigo mi camino sabiendo que soy yo la única persona que puede dirigir mis pasos, aparece el respeto y la bendición por el camino de cada alma. Dejo de querer cambiar a nadie porque entiendo que esta necesidad tan solo me habla de mi resistencia al cambio. Dejo de dar para recibir porque entiendo que nada es patrimonio de nadie, que todo está aquí para que lo disfrutemos el conjunto de individualidades que conformamos la Unidad.

Es entonces cuando sucede el milagro, ya no hay dos ni tres ni cuatro… sólo Uno. Cuido cada palabra porque sé que soy yo mismo emisor y receptor, cuido cada gesto, cada acción. Amo y me amo en la misma proporción. Soy observador y protagonista del comienzo de una vida... mi vida. Me siento “Volviendo a Nacer”.

por Maria    Angeles 

1 comentario: