domingo, 17 de abril de 2016

ADICCIONES

Las adicciones son MAMÁ, nos hablan de un conflicto con el amor maternal (real o simbólico), madre sobreprotectora o ausente en la mayoría de los casos, no recibo todo el amor que quiero o de la manera que quiero de mi madre.
Antes que nada remarcar, que cuando hablamos de adicciones no hablamos de vicios, y que esta visión siempre será subjetiva, una persona no tiene porqué dejar de fumar, si lo hace en coherencia y paz y no es un conflicto para ella, no tendrá esa necesidad, pero quizás le sirva de información saber el para qué, en este caso de fumar.
El tabaco, las drogas o el alcohol, no son “malos”, ¡no vienen por la noche y te tiran de las orejas!, pero en ocasiones, el uso que hacemos de ellos, repercute de manera negativa en nuestra vida.
Una adicción marca una falta de algo anclada en el inconsciente, que el organismo compensa reclamando ya sea tabaco, alcohol o cualquier elemento adictivo, de forma que compense esa falta. Es adictivo porque cuando se termina, el organismo vuelve a tener la sensación de que le falta algo, y por lo tanto, vuelve a tener esa necesidad de volver a llenarse con un cigarrillo más, por ejemplo.
Si yo presento algún tipo de adicción ya sean drogas, alcohol, tabaco, tranquilizantes… Hay una necesidad consciente o inconsciente de que mi madre esté a mi lado para afrontar un reto. Es mi manera de solicitar ayuda de mamá, quiero que ella me vea “víctima”, porque sólo así me ayudará.
Y pueden ser cosas tan simples como afrontar mi adolescencia, salir adelante de un problema escolar o profesional. No hay edad. Y por supuesto que mamá no está para mí siempre, o cuando menos, no es adivina. Por lo que si yo no expreso mis necesidades, para mi será más fácil afrontarlo todo con drogas.
Hay muchos tipos de adicciones, por ejemplo un niño que  no se siente querido en su familia, pide amor, una y otra vez, pero no lo obtiene. Entonces, cuando el cerebro es incapaz de gestionar esa frustración, bascula la información al cuerpo, en este caso al sistema digestivo, que esperará amor, el azúcar es el símbolo de la dulzura, del amor, el alimento para el cerebro, y el niño trata de endulzar la vida, compensar esa sensación de falta de amor con chocolate por ejemplo.
Otro ejemplo sería el de un niño que se muerde las uñas, siente cólera hacia sus padres, una cólera irrefrenable. pero sin embargo, este niño no puede agredirles, porque entonces perdería su amor. El niño trata de impedirse una y otra vez ese sentimiento de agresión, y por ello se come las uñas, en un sentido de yo me impido ser agresivo, y mi cuerpo lo compensa con el acto de morderse las uñas.
La adicción al Sexo nos habla de conflictos de placer: No soy producto del amor, sino del placer. Buscaremos en su concepción y en su árbol genealógico historias de “pecado sexual”. Soy lo que quiso ser y no pudo mi… (padre o madre) por el qué dirán.
La adicción al Trabajo: Demasiado estrés afectivo que me lleva a hacer “horas extras” para no sufrir esa carencia. Debo demostrar que mi vida es productiva, no fui deseado y ahora debo hacer mucho para que ven que mi vida valió la pena. Creencias limitantes como “el dinero se gana con el sudor de tu frente”, “a quien madruga Dios le ayuda”, “el dinero no crece en los árboles”…
Toda adicción evita el contacto con la emoción. Puede ser un sentimiento de vacío existencial, falta de amor, sentirse solo, desconexión con nuestro ser superior. Nuestra realidad nos hace sufrir y la adicción enmascara nuestro sufrimiento, de forma temporal para luego recrudecerlo.
Necesidad de obtener amor o reconocimiento del otro (con raíz en los padres) ¿van a venir a ayudarme? ¿No ven que sufro?.
En ocasiones Transgeneracionales en los que la madre debió tomar medicamentos para no perder el embarazo, y se instaura la impronta de droga=vida.

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